¿Qué es la jardinería ecológica?

por Jack Grover
organic gardening
Tiempo de lectura: 44 min ¿Prefiere escuchar?

En un mundo consumido por el ajetreo y el bullicio, el suave susurro de las hojas tiene su propia historia que contar. Una historia en la que la paciencia engendra frutos del trabajo en plena naturaleza. Bienvenido al mundo de la jardinería ecológica, un reino donde convergen los pulgares verdes y la pasión por la sostenibilidad.

La jardinería ecológica no consiste sólo en plantar, sino en plantar con un propósito. Se trata de cultivar verduras sin la ayuda de pesticidas ni fertilizantes sintéticos, dejando que la Madre Naturaleza haga su magia de la forma más pura.

Pero profundicemos un poco más en este fenómeno, ¿te parece?

Jardinería ecológica: Una visión general

Si hubiera una encarnación viva y palpitante de la frase «volver a lo básico«, sería sin duda la jardinería ecológica. Este enfoque inspirado en la naturaleza es mucho más que una moda o una tendencia; es un compromiso con una vida más sana y una promesa de proteger nuestro planeta.

gardening preparation

Conceptos básicos

En esencia, la jardinería ecológica consiste en cultivar plantas en sintonía con la naturaleza. Rechaza las duras técnicas empleadas por las granjas industriales que alteran el suelo y plantan monocultivos, y en su lugar cultiva alimentos con una mentalidad ecológica.

Imagina un lugar donde los montones de compost sustituyen a los fertilizantes químicos, y el control biológico de las plagas tiene prioridad sobre los pesticidas nocivos. Esto es la jardinería ecológica, donde reina el equilibrio y la naturaleza guía el camino.

Pero la jardinería ecológica no es sólo la ausencia de fertilizantes o pesticidas sintéticos: es comprender la interconexión de todo lo que hay en tu jardín.

Reconocer cómo la fauna, los insectos, los seres humanos e incluso el suministro de agua interactúan dentro de este ecosistema nos ayuda a darnos cuenta de por qué adoptar métodos ecológicos no sólo nos beneficia a nosotros y a nuestras familias, sino también al mundo en general.

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Beneficios

Todos hemos oído el adagio: «Somos lo que comemos«. La jardinería ecológica se lo toma al pie de la letra. Al evitar los fertilizantes y pesticidas sintéticos, tu huerto produce productos no sólo más sanos, sino también más sabrosos.

Sin embargo, los beneficios de la jardinería ecológica van más allá de la comida de nuestros platos:

  • Preservación del medio ambiente. Los huertos ecológicos son aliados de la naturaleza, ya que combaten la contaminación del agua reduciendo los vertidos nocivos. Al evitar los fertilizantes y pesticidas cargados de productos químicos que pueden filtrarse en nuestras fuentes de agua, protegemos nuestros preciosos ecosistemas acuáticos.
  • Fertilidad del suelo. Recuerda que un suelo sano equivale a plantas sanas, lo que se traduce en una cosecha abundante. La jardinería ecológica implica enriquecer el suelo con compost y otros materiales naturales que lo nutren, promoviendo un entorno vibrante y denso en nutrientes donde las plantas pueden prosperar.
  • Biodiversidad. Al cultivar una variedad de plantas, tu jardín se convierte en un hervidero de distintos tipos de insectos, aves y otros animales salvajes. Esta diversidad no sólo hace que tu jardín sea más resistente a las plagas, sino que también contribuye a preservar varias especies, un aspecto esencial para mantener el equilibrio ecológico.
  • Reducción de la huella de carbono. Al evitar los fertilizantes y pesticidas sintéticos, cuya producción consume muchos combustibles fósiles, tomamos medidas activas para combatir el cambio climático desde nuestros propios patios.

Al adoptar este enfoque, no sólo garantizas los productos más sanos posibles para tu familia, sino que también fomentas un ecosistema próspero en tu jardín.

Pero los beneficios no son sólo ecológicos; también son personales. Cuidar un huerto ecológico tiene algo de claramente terapéutico. En medio del ritmo vertiginoso de la vida moderna, tu jardín puede ser un santuario tranquilo, un lugar donde reconectar con la naturaleza y encontrar la paz.

En esencia, elegir la jardinería ecológica es como plantar semillas para un mundo más sano. Es un compromiso con la vida sostenible y un testimonio de cómo cada pequeña acción puede contribuir a un cambio mayor.

Normas

El término «ecológico» tiene peso: está regulado por las normas del USDA y abarca un amplio conjunto de prácticas agrícolas. Entre ellas se incluye la abstención de

  • fertilizantes sintéticos
  • pesticidas, fungicidas o herbicidas,
  • OGM.

En cuanto a las técnicas principales, la jardinería ecológica se centra en:

  • nutrir la biología del suelo
  • cultivar diversas cosechas,
  • utilizar compost u otra materia orgánica,
  • comprar sólo semillas ecológicas, no tratadas,
  • plantar hábitats que atraigan a los polinizadores.

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Aunque pueda parecer que las certificaciones oficiales se dirigen más bien a las explotaciones agrícolas comerciales, incluso los jardineros individuales pueden sacar provecho de ellas. La próxima vez que compres material de jardinería, busca etiquetas como semillas ecológicas certificadas o tierras, abonos y enmiendas aprobados por el OMRI (Organic Material Review Institute).

Herramientas

Como jardinero ecológico, tu caja de herramientas puede ser distinta de la de los jardineros convencionales. Las herramientas clave de tu arsenal deben incluir

  • carretilla
  • pala,
  • rastrillo,
  • horca,
  • cuchillo para plantar (Hori Hori),
  • cinta métrica,
  • manguera o regadera.

Cada herramienta tiene su propia función y te resultará muy valiosa en tu viaje por la jardinería ecológica.

Más información: Las 7 herramientas de jardinería que todo jardinero debe tener

Cómo empezar tu propio huerto ecológico

Al principio, el proceso de creación de un huerto ecológico puede parecer desalentador, pero recuerda que toda gran empresa comienza con pequeños pasos. Desde conocer el suelo hasta seleccionar las semillas, cada paso te acerca al huerto de tus sueños.

Diseñar

gardening equipments

Dar rienda suelta a tu pulgar verde en un huerto ecológico es realmente emocionante, pero es crucial empezar con un plan bien pensado.

Zona de cultivo

Tu viaje comienza comprendiendo tu clima, concretamente las temperaturas más frías y más cálidas que se experimentan en tu región.

Esta información determina la resistencia de la planta, es decir, la tolerancia al frío de un cultivo. El ajo, por ejemplo, sobrevive a las heladas profundas; el brécol soporta las heladas suaves, mientras que los tomates suelen perecer al primer indicio de helada, a menos que estén protegidos.

Para determinar tu zona de cultivo, consulta el mapa de zonas de rusticidad del USDA: sólo tienes que introducir tu código postal y utilizar la clave de colores para identificar tu zona. Si estás en el límite de una zona de cultivo, peca de precavido y elige la más fría.

Cuando compres plantas y semillas, comprueba las zonas de rusticidad en las etiquetas.

Microclimas

Los microclimas son zonas localizadas con patrones climáticos únicos que difieren del clima circundante. Por ejemplo, las zonas urbanas suelen ser más calurosas y secas que los parques o jardines cercanos.

Del mismo modo, las distintas secciones de tu jardín tendrán distintos niveles de luz solar, tipos de suelo, temperaturas y drenaje.

Ubicación

Elegir el lugar adecuado requiere un profundo conocimiento de los microclimas de tu jardín. Ten en cuenta factores como

  • la exposición a la luz solar a lo largo del día
  • sombra de los árboles en distintos momentos o estaciones,
  • patrones de drenaje del agua,
  • crecimiento de la vegetación en distintas zonas,
  • proximidad a posibles animales invasores de bosques o zonas silvestres cercanas,
  • fluctuaciones de temperatura en partes concretas de tu jardín,
  • proximidad a una fuente de agua.

Lo ideal es que tu huerto ocupe una zona llana con buen drenaje (sin encharcamiento de agua de lluvia), máxima luz solar (o mínima sombra), fácil acceso desde tu casa o caseta de herramientas, y lo bastante alejado de amenazas potenciales como roedores.

Huertos

Un arriate es el lugar donde cultivas verduras, hierbas o plantas perennes; es útil separarlos de otras partes del jardín para evitar la invasión de la hierba y mantener a los niños y las mascotas alejados de ellos. Aquí tienes algunas opciones:

  • Los jardineros urbanos y suburbanos suelen preferirlos bancales elevados, ya que son más fáciles de mantener y funcionan bien sobre el césped existente o los suelos pobres, porque se construyen hacia arriba. Pueden estar hechos de madera no tratada (comprueba que no esté tratada a presión ni pintada), troncos grandes o incluso comederos de ganado galvanizados. La altura puede ajustarse para adaptarse a personas mayores o con dolor de espalda.
  • Los arriates enterrados se parecen a las granjas de producción o a las huertas: son los más adecuados para espacios más grandes, presupuestos más ajustados o suelos medianamente sanos que no se hayan visto afectados por los herbicidas. Tras delimitar los arriates con cinta métrica, cuerda y estacas, considera la posibilidad de añadir una capa de compost encima de cada arriate para elevarlos sobre el nivel del suelo.
  • Los parterres de plantas perennes son perfectos para plantas perennes: plantas leñosas y herbáceas que viven año tras año. Son ideales para decorar los alrededores de tu casa.

Más información: Cómo hacer un arriate elevado de ladrillo

Romper el suelo

Se puede preparar el terreno de varias maneras:

  • La «forma perezosa» consiste en cubrir el césped o el terreno existente con lonas lastradas con piedras o sacos de arena durante 2 ó 3 semanas hasta que las malas hierbas y las gramíneas mueran por completo.
  • La «forma rápida» implica segar la vegetación existente lo más bajo posible antes de sofocarla con cartón (sin cinta), hojas de periódico o paja, seguido de una capa gruesa de compost o tierra vegetal.
  • Para una calidad superior del suelo, considera la jardinería «estilo lasaña«, en la que se utilizan capas de materia orgánica, como compost, estiércol envejecido, hojas de paja, recortes de hierba, ramitas y palos, para crear un suelo próspero que se descomponga con el tiempo, aportando ricos nutrientes al suelo y a las plantas.

Un método que no recomendamos es la roturación. Aunque al principio pueda parecer conveniente, esta técnica destruye la estructura del suelo y provoca una compactación que favorece los organismos causantes de enfermedades, dificulta la penetración de las raíces, altera la biología vital del suelo y agrava los problemas de malas hierbas al esparcir sus semillas.

Planificación

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En el mundo de la jardinería ecológica, la planificación es clave. Es como poner los cimientos de un edificio: prepara el terreno para todo lo que viene después. Desde conocer el suelo y el clima hasta seleccionar las plantas adecuadas, cada decisión que tomes debe estar bien informada.

Conoce lo que te gusta

El primer paso para planificar tu huerto es identificar qué verduras te gusta comer. Al fin y al cabo, la alegría de saborear los productos cultivados en casa es una de las mayores motivaciones para cultivar un huerto.

Evita la trampa del jardinero novato de cultivar plantas que no te gusta comer. Claro que la experimentación tiene su lugar, pero la satisfacción de disfrutar de la cosecha que tanto te ha costado conseguir no tiene parangón.

Las verduras cultivadas en casa suelen tener más sabor que las del supermercado. Sin embargo, ten en cuenta también la rentabilidad. Por ejemplo, las patatas son baratas de comprar, así que cultivarlas sólo tiene sentido si te apetece probar variedades especiales.

Establece expectativas realistas: puedes empezar haciendo una lista de tus diez verduras favoritas para empezar.

Inspiración: Verduras de otoño: Las mejores y cómo cuidarlas

Niveles de dificultad de plantación

No todos los cultivos son iguales: algunos requieren más cuidados y experiencia que otros. Aquí tienes una práctica tabla que te ayudará a calibrar el nivel de dificultad de los cultivos más comunes:

Fácil de cultivarModeradamente difícilMás Avanzado
Maíz dulcePepinosZanahorias
Col rizadaPimientosBrócoli
LechugaTomatesColiflor
NabosMelónCol
EspinacasFresasFrutales
RábanosBerenjenasViñas y arbustos

Más información: Desenvolviendo las Capas: Guía detallada de las fases de crecimiento de la col

Planificación de cultivos

Igual que no emprenderías un viaje por carretera sin un mapa, no te lances a la jardinería sin un plan. Éste se convertirá en tu hoja de ruta para la temporada, permitiéndote aprovechar al máximo el espacio y recoger una cosecha abundante.

Empieza clasificando las verduras que elijas en cultivos de «temporada fría» o «temporada cálida», según su tolerancia al calor:

Cultivos de temporada fría:

  • Remolacha
  • Brócoli
  • Zanahorias
  • Col
  • Coliflor
  • Coles
  • Col rizada
  • Lechuga
  • Puerros
  • Guisantes
  • Rábanos
  • Nabos
  • Cebollas

Cultivos de temporada cálida

Fechas de las heladas

Conocer las fechas de las heladas es crucial para programar bien la siembra. Estas fechas, calculadas a partir de datos meteorológicos históricos, ofrecen una guía fiable para saber cuándo es seguro sembrar tus semillas.

Para determinar estas fechas cruciales, revisa tu número de zona de cultivo USDA y úsalo para encontrar las fechas estimadas de primera y última helada para tu región específica.

  • La fecha de la última helada significa el comienzo de la «zona segura»para sembrar plantas sensibles a las heladas en primavera.
  • Por el contrario, la fecha de la primera helada marca el comienzo previsto del periodo de heladas en otoño o invierno.

Lo ideal es plantar los cultivos de temporada cálida dentro de este intervalo para evitar que sufran heladas perjudiciales.

Sin embargo, hay formas de ampliar ligeramente esta ventana. Por ejemplo, el uso de telas o cubiertas para hileras puede ofrecer una capa adicional de protección contra el frío, al tiempo que permite que la luz del sol llegue a tus plantas. Esto puede dar a tus cultivos tiernos un poco más de tiempo antes de que lleguen las heladas.

Espaciado entre plantas

El espaciado entre plantas es otro factor crítico que los principiantes suelen pasar por alto. Al igual que las personas necesitan espacio personal, ¡las plantas también! El hacinamiento puede provocar estrés y menor rendimiento.

Piensa en tu huerto como en una cuadrícula: cada planta necesita espacio suficiente para crecer sin invadir a sus vecinas.

vegetable spacing guide

Elegir las semillas

seeds in hand

En el mundo de la jardinería ecológica, elegir entre semillas y plantones es una decisión fundamental que depende en gran medida de las plantas que elijas y de tus preferencias personales.

Semillas vs. Arranques

Comprar plantas iniciadas -plantas jóvenes que han pasado por alto el proceso de germinación- puede ofrecer un efecto instantáneo en el jardín, con plantas robustas listas para colocarlas en el suelo, ahorrándote la molestia de instalar luces o bandejas de iniciación de semillas.

Este método es especialmente adecuado para principiantes, niños o personas que viven en climas fríos, donde las plantas se benefician de una ventaja inicial en el interior.

Relacionado: ¿Por qué probar tus semillas? Una sencilla prueba de germinación de semillas

Sin embargo, hay que tener en cuenta algunas consideraciones:

  • Las plantas iniciadas suelen ser más caras que las semillas y ofrecen variedades limitadas.
  • Es posible que encuentres plantas con raíces o demasiado crecidas, sobre todo hacia el final de la primavera.
  • Hay que prestar mucha atención a la obtención de plantas ecológicas, ya que los trasplantes de los minoristas más conocidos pueden contener tratamientos químicos.

Siembra directa frente a trasplante

La siembra directa, como su nombre indica, consiste en sembrar las semillas directamente en la tierra del jardín, un método sencillo que elimina la necesidad de instalar semilleros de interior.

Sin embargo, este método requiere una humedad constante hasta la germinación y puede exigir un riego manual diario o un sistema de riego eficaz.

El trasplante consiste en trasladar plantas ya germinadas de macetas o bandejas a tu jardín. Este método es ideal para regiones frías con temporadas de crecimiento cortas, ya que proporciona a tu jardín un comienzo rápido en primavera. Además, el trasplante permite espaciar las plantas con precisión, eliminando la necesidad de entresacarlas.

Nota: Algunas hortalizas, como las judías, las remolachas, las zanahorias, el maíz, las chirivías, los rábanos, los guisantes, los nabos y las cucurbitáceas, suelen preferir la siembra directa. No sobreviven bien al trasplante o no les gusta que se alteren las raíces.

Tipos de semillas

El universo de las semillas puede ser algo desconcertante; es crucial comprender las distinciones entre los distintos tipos de semillas.

  • Semillas ecológicas. Las semillas ecológicas certificadas cumplen la normativa del Programa Nacional Ecológico del USDA. No han sido expuestas a pesticidas, fungicidas, herbicidas ni fertilizantes sintéticos, y se garantiza que no son OGM. Busca el sello verde o negro de certificación ecológica del USDA en los paquetes de semillas.
  • Las semillas de polinización abierta (OP) se cruzan libremente con sus vecinas. No están hibridizadas y son ideales para los interesados en guardar semillas. Sin embargo, ten en cuenta que cultivar varias variedades OP juntas puede dar lugar a una descendencia única debido a la polinización cruzada.
  • Semillas autóctonas. Las reliquias son variedades de plantas heredadas que se han transmitido de generación en generación durante al menos 50 años. Todas las reliquias son de polinización abierta o autógamas e ideales para los conservadores de semillas.
  • Las semillas híbridas son el resultado del cruce de dos variedades diferentes de la misma planta para combinar los rasgos deseables de cada planta madre. Al igual que la cría de razas de perros especiales, las semillas híbridas no se conservan fieles a su tipo y no son adecuadas para guardar semillas.
  • Las semillas OGM (Organismos Genéticamente Modificados) tienen genes alterados en laboratorio para producir ciertos rasgos como la resistencia a pesticidas específicos o la inserción de toxinas bacterianas. Las semillas OMG están prohibidas en la producción ecológica y no suelen preocupar a los jardineros.

Plantar

Planting

Plantar es posiblemente la parte más emocionante de la jardinería (sólo superada por la recolección), así que elige un día soleado, reúne tus herramientas y que empiece la diversión.

Sembrar en el interior

Para muchos jardineros, la temporada de jardinería comienza en el interior a principios de primavera. Empezar las semillas en el interior te permite adelantarte a la temporada de siembra, garantizando plántulas robustas listas para plantar en cuanto el tiempo lo permita.

Algunas plantas que prosperan cuando se cultivan en interior son:

  • tomates
  • albahaca,
  • caléndulas,
  • cosmos,
  • lechuga,
  • col rizada,
  • brécol,
  • acelgas,
  • bok choy.

Para programar perfectamente la siembra en interior, consulta las instrucciones de los paquetes de semillas. Busca frases como «siembra las semillas en interior de cuatro a seis semanas antes de la última helada», y luego cuenta hacia atrás en el calendario para encontrar la fecha ideal de siembra.

Un montaje sencillo para sembrar en interior incluye

  • bandejas de siembra
  • bandejas inferiores (para el drenaje del agua),
  • mezcla de alta calidad para macetas,
  • una gran ventana orientada al sur para la exposición a la luz natural,
  • iluminación suplementaria (como tiras fluorescentes de luz de cultivo) si la luz natural es insuficiente.

Para empezar a sembrar

  1. Llena las bandejas de siembra con la mezcla para macetas; evita compactarla demasiado; basta con dar unos golpecitos suaves.
  2. Haz pequeñas hendiduras en cada celda de la bandeja: piensa que son nidos acogedores para tus semillas.
  3. Planta las semillas a una profundidad de aproximadamente el doble de su tamaño.
  4. Cúbrelas con una ligera capa de tierra y mantenlas húmedas pero no encharcadas.

Cuando las plántulas alcancen los 5 cm de altura y sus raíces hayan llenado las celdas, estarán listas para salir al exterior, un proceso conocido como endurecimiento. Esta exposición gradual a las temperaturas nocturnas del exterior ayuda a preparar las delicadas plántulas para la vida en el jardín.

Siembra directa

Algunas plantas prefieren sembrarse directamente en el arriate cuando las condiciones meteorológicas son favorables.

Para preparar tus arriates para la siembra directa

  1. Añade una capa fina de 1-2″ de compost o tierra vegetal y rastrilla hasta que quede lisa.
  2. Utiliza el mango del rastrillo para trazar una línea poco profunda en la tierra.
  3. Vierte las semillas en un cuenco poco profundo.
  4. Deja caer las semillas a la distancia recomendada (o un poco más densas, puedes diluirlas más tarde).
  5. Cubre con una ligera capa de tierra y riega abundantemente. Mantén la tierra húmeda pero no empapada hasta la germinación.
  6. Aclara a la distancia deseada con unas tijeras pequeñas o unas tijeras de podar de punta de aguja una vez que emerjan las plántulas.

Trasplantar

El trasplante es una forma fácil de poblar tu jardín, ideal para jardineros jóvenes o principiantes. Tus trasplantes deben estar sanos y verdes, con las raíces endurecidas y listas para el exterior.

Para trasplantar

  1. Prepara los lechos del jardín escardando y rastrillando para limpiarlos.
  2. Afloja suavemente los plantones a partir de sus celdillas apretando los fondos hasta que se suelten los cepellones; ten cuidado de no molestar a las raíces.
  3. Utiliza un cuchillo Hori Hori para cavar agujeros lo bastante profundos para cada cepellón.
  4. Planta la mayoría de las especies al mismo nivel de tierra que tenían en sus envases celulares; los tomates son una excepción; pueden plantarse más profundos para favorecer el enraizamiento a lo largo de sus tallos.
  5. Utiliza una cinta métrica para asegurar el espaciado correcto entre las plantas: al principio pueden parecer escasas, pero se irán rellenando a medida que crezcan.
  6. Riega a fondo los nuevos trasplantes -lo que se conoce como«regar dentro«- para ayudarles a conectar con su nueva tierra.

Optativo: Protege los trasplantes con cubiertas para hileras ancladas con ladrillos o grapas de jardinería hasta que estén completamente establecidos.

Mantenimiento del huerto ecológico

Cuidar de tu huerto ecológico es como una danza rítmica: un equilibrio entre naturaleza y nutrición, que requiere una atención constante pero recompensa con abundantes cosechas.

Garden Maintenance

Las malas hierbas crecidas o los cultivos desatendidos pueden parecer desalentadores, ¡pero no temas! La jardinería no debe ser una tarea. Al contrario, es una cautivadora mezcla de atención y resolución de problemas que hace felices tanto al jardinero como al jardín.

Sólo 10-15 minutos diarios en el abrazo verde pueden hacer maravillas. He aquí las bases esenciales que deberás cubrir:

Riego

Todo jardín necesita su sustento: el agua. Ya sea con un sistema de riego o con una manguera a mano, tener fácil acceso al agua es crucial.

Para los jardines más pequeños, ten a mano una manguera y una boquilla pulverizadora, sobre todo durante la germinación de las semillas. Considera la posibilidad de instalar un sistema de riego por goteo o mangueras de remojo con temporizador para ahorrar agua y facilitar su uso.

Sin embargo, el riego por aspersión puede no ser la mejor idea, ya que cubre una gran superficie y favorece el crecimiento de malas hierbas.

Control de plagas

Nuestros jardines también son un abundante bufé para las plagas. Pero no dejes que eso te desanime: no hay necesidad de rociar tu paraíso ecológico con pesticidas dañinos.

En su lugar, adopta estrategias armoniosas para el control ecológico de plagas:

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Biocontrol

El biocontrol es como tener tu propio ejército de luchadores contra las plagas: depredadores naturales que las mantienen a raya. Mariquitas, avispas parásitas, arañas… todos ellos son maravillosos agentes de biocontrol que se dan un festín de plagas y se multiplican cuando su presa es abundante.

Piensa en el biocontrol como si un gato controlara a los ratones de tu jardín; se trata de mantener un equilibrio ecológico. El objetivo no es acabar con todas las plagas (¡no querrás que tus bichos beneficiosos se mueran de hambre y se marchen!); en lugar de eso, mantenlas controlables.

El biocontrol puede ser activo, comprando y liberando depredadores como las mariquitas para hacer frente a las plagas, o pasivo, creando hábitats para que los insectos beneficiosos prosperen y mantengan el equilibrio ecológico.

Más información: 10 aves beneficiosas que quieres en tu jardín

Hábitats para insectos

Algunas plantas son irresistibles para nuestros amigos los insectos beneficiosos: mariquitas, arañas, escarabajos, ácaros depredadores, crisopas, moscas planeadoras, mantis religiosas y avispas parásitas.

Planta hábitats para insectos cerca de los parterres de tu jardín, interplantando especies beneficiosas con flores en la parte delantera de cada parterre. Por ejemplo, esparce alyssum blanco y caléndula alrededor de todas tus plantas para añadir belleza y beneficios a las plantas compañeras. Estas vibrantes flores también atraen a los polinizadores locales, por lo que son complementos perfectos para tu huerto ecológico.

Más información: 8 flores otoñales para polinizadores

Cubrir las hileras

Un paso importante hacia el control ecológico de plagas es el uso de cubiertas para hileras: telas translúcidas que mantienen alejados a los insectos de tus plantas al tiempo que proporcionan calor adicional a los plantones recién plantados o a los cultivos de clima cálido, como los melones.

Pulverizadores naturales contra plagas

En lugar de comprar sprays aprobados por la agricultura ecológica, prepara tus propios remedios seguros y naturales con ingredientes cotidianos.

Desde jabón biodegradable mezclado con pimienta de cayena para ácaros y trips hasta pulverizador de hojas de tomate y aceite de neem para pulgones: hay una lista interminable de trucos DIY para las plagas más comunes.

Gestión proactiva de las malas hierbas

Las malas hierbas pueden ser rivales molestos que compiten con nuestras plantas por el espacio, el agua, la luz solar y los nutrientes. La clave es la prevención: ¡córtalas de raíz antes de que causen grandes problemas!

Prevención de enfermedades

Un suelo sano es la fuerza motriz contra las enfermedades. Al igual que los humanos, las plantas también necesitan un entorno sólido para defenderse eficazmente de las enfermedades.

Construir ecosistemas de suelo sanos utilizando métodos como la jardinería de lasaña o técnicas con mucho compost puede ayudar mucho a garantizar la salud de las plantas.

Consejos de final de temporada

Cuando la temporada de cultivo llega a su fin, es hora de sentarse y saborear los frutos de tu trabajo. Es probable que tu despensa esté llena de los abundantes regalos del verano: pepinos en vinagre, tomates secados al sol, pesto congelado y otros deliciosos recuerdos de la abundancia estacional.

Pero mientras saboreas estos tesoros, también es hora de preparar tu huerto para el letargo invernal.

Limpiar el material vegetal

Tu jardín no debe quedar desatendido durante el invierno.

En lugar de dejar que las plantas se marchiten y se pudran durante todo el invierno, es aconsejable cortarlas por la base, dejando las raíces intactas, y compostar el material vegetal. Esta práctica ayuda a prevenir enfermedades y disuade a los animales invernales de convertir tu jardín en un bufé.

Sin embargo, algunos cultivos resistentes como la col rizada, el ajo y la col pueden desafiar el frío invernal para obtener cosechas continuas, dependiendo de tu clima.

Alimenta tu suelo con compost

El final o el principio de cada temporada ofrece una oportunidad perfecta para nutrir tu suelo añadiendo una capa de compost de calidad. Tanto si te abasteces de compost de alta calidad como si creas el tuyo propio, esta sencilla práctica repone los nutrientes esenciales y ayuda a construir la estructura del suelo.

El compost de lombrices (vermicast) o el estiércol compostado profesionalmente son opciones excelentes para rejuvenecer los bancales de tu jardín.

Guardar el huerto para el invierno

Una de las formas más eficaces de «dormir» tu jardín al final de la temporada es mediante el acolchado. Proteger la superficie del suelo con mantillo lo protege de la lluvia o la nieve invernales.

¿El mejor mantillo? Las hojas de arce caídas. Además de abundantes, ¡son gratis! Alternativamente, la paja seca sin pulverizar, una lona o un cultivo de cobertura como los guisantes y la avena pueden servir como mantillos eficaces.

Cuando vuelva a llegar la primavera, tu jardín bien preparado estará listo para volver a la vida con renovado vigor y vitalidad.

Conclusión: El futuro es ecológico

La jardinería ecológica no es sólo una moda; es un camino a seguir, un faro que nos guía hacia una vida sostenible. Tanto si aspiramos a cultivar abundantes hortalizas como si simplemente deseamos cultivar una pequeña parcela verde en nuestro patio trasero, adoptar prácticas ecológicas es una inversión en nuestra salud y en la de nuestro planeta.

Y recuerda: todo jardinero ecológico fue una vez un principiante, inseguro pero esperanzado. Así que da ese primer paso; deja que tus manos toquen la tierra, siembra esas semillas y respira ese aire fresco.

Abraza el hermoso viaje que es la jardinería ecológica porque, como dijo una vez Audrey Hepburn: «Plantar un jardín es creer en el mañana«.

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